jueves, 2 de julio de 2009

Y un rico corazón

Hará ahora cuatro días, y unas pocas horas, en una tarde como otra cualquiera, en la que parecían que las horas no pasaban, destaco sobre los demás clientes una señora, de vida pobre aunque alegre, arreglada, aunque algo desaliñada también, a 40 grados en la sombra, con un abrigo y moño estropajoso. Un buenas tardes me da, continuado de muy buenas palabras y sonrisa tímida. Yo, algo incrédulo, algo estúpido quizás, no di mucha importancia a la anciana, cuando de pronto, me pide muy cordialmente una entrada para La Traviata, opera que esa misma tarde íbamos a proyectar. Yo le ofrecí butaca, ella prefiero no hacerme caso y escoger otra mas a su gusto, se la vendí, por supuesto. Catorce euros son, dos euros mas me dio, cogió su entrada, me sonrió, y se marcho. Y en ese mismo momento, en ese preciso instante me hizo ver, que tendrá poco dinero, pero mejor corazón que yo. Ella es rica en la vida, sabe ser feliz, no como yo. Ya quisiera yo su rico corazón

No hay comentarios:

Publicar un comentario